Todos nosotros nos encontramos hechos de amor. Somos amor. El cariño es independencia, es respeto, y es infinito. En consecuencia determinar el cariño de manera racional es realmente difícil. Si lo hiciésemos dejaría de ser amor. Que no sepamos explicarlo con precisión no quiere decir que no esté ahí. Tampoco hay una definición universal del arte y absolutamente nadie duda de su vida.

El cariño de patraña

Aprendido que el cariño es posesión, dependencia sensible, apego, propiedad. Un contrato con mil y una condiciones. Demandamos bastante a la persona a la que en teoría amamos. Los contratos son algo preciso en el planeta en el que vivimos. Pese a ello no son algo bonito. No hay de nada de bonito en un contrato. El mar es muy bello y no es un contrato, como tampoco lo es el cielo en una noche estrellada o la luna llena. Por esa razón el cariño no puede estar sujeto a condiciones. Querer enserio es ofrecer sin aguardar nada a cambio.

Nos pensamos que el cariño es todo atracción, todo pasión, y una suerte de sueño de colores en el que todo es especial. Esto es, una ilusión, una patraña. En el momento en que nos encontramos con la persona a la que en teoría amamos, nos olvidamos de nuestras preferencias, y comenzamos a ingresar en un estado de temor. Se habla del temor a perder a esa persona. Este temor aparece exactamente del ansia de tener al otro sujeto. El  temor y el cariño son incompatibles.  Una vez pasado el estado de ceguera inicial donde lo más esencial semeja ser la atracción y la intensidad, ¿qué nos queda? Es en ese instante en el momento en que amanecíamos y nos ofrecemos cuenta de que, en la mayor parte de las situaciones, hemos creído querer a alguien sin haberlo popular bien previamente. Es muy simple querer a lo abstracto, pero no es verdadera.

El cariño verdadero

El cariño real no está en los príncipes azules ni en las princesas de Disney, sino más bien en personas de carne y hueso, con defectos y virtudes. Si no amas a alguien así como es, tu amor por las cosas y por la vida tampoco es verdadera. El cariño es algo natural, como lo es la vida. Está en nosotros, no se busca. No debemos forzarlo pensando en de qué forma conquistar a una mujer o a un hombre, de qué manera seducirlos, de qué forma atraerlos, de qué forma ligar, etcétera. Solo aquel que es con la capacidad de ser un sujeto sin dependencia y terminado, que no requiere una pareja para ser feliz, puede querer de manera sana y enserio. Hete aquí la mayor paradoja de querer. El cariño entre 2 personas maduras y coherentes es asimismo soledad. Los 2 están solos pese a estar juntos. El cariño no termina con la unidad, en verdad la embellece y la engrandece. 2 personas que se adoran enserio forman un todo y se asisten mutuamente a ser libres, a ser individuos terminados y refulgentes.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *