Amada, no soy un ángel del cielo, soy solo un hombre, un hombre que ha

tomado la mañana y la ha puesto con amor en tu regazo, un ser ilusionado por

tenerte y dibujar en ti una sonrisa… amada, mi alma sufre por tu ausencia, no

puedo más con el silencio, escuchando el eco de la nada… ves, soy solo un

tiempo que se marcha, un sitio donde hubo alamedas y calles que fueron

diferentes, en mí había emociones, otoños, siluetas… en mí el canto

amanecía, trinar de hermosas aves frente al alba, rompía con mi voz cualquier

excusa, corría hasta mirarme frente a ti… te amo.

Amada, hoy vuelvo a contemplarme sin tus besos,

¿recuerdas esa noche que dijistes lo mucho que te gusta besar?

Mira, no sabes lo tanto que te extraño, déjame besarte vida mía, déjame

tomarte entre mis brazos y hagamos un vals a la alegría, tú y yo solitos,

encadenados a este amor que no nos miente.

Me enamoré de ti y estoy aquí… siempre aquí…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *